sábado, 20 de enero de 2018

¿UNA IGLESIA INVÁLIDA? CÓMO HACER DISCÍPULOS

En el capítulo tercero de los Hechos de los Apóstoles encontramos a Pedro y a Juan yendo a la oración de la tarde en el Templo y cuando se aproximan ven a un hombre cojo que está sentado a la puerta, pidiendo a la gente que pasa por allí. Cuando Pedro y Juan llegan cerca suyo éste les pide una limosna y Pedro le responde: “No tengo ni plata ni oro para ti pero te doy lo que tengo: en el nombre de Jesucristo el Nazareno levántate y camina”.


Aquella antigua vida lisiada fue cambiada para siempre. Él fue curado. Aunque fue probablemente la primera experiencia de Jesús de aquel hombre sin embargo aquella no fue su primera experiencia de mendicidad, él tenía 40 años y había nacido lisiado, además es probable que hubiese estado sentado en el mismo lugar durante años. En aquellos tiempos muchos de los mendigos dependían talmente de la caridad de otros.

Muchas veces en mi vida he reflexionado acerca de esta historia y puedo ver a este chico sentado en el suelo junto a la puerta llamada “belleza” semana tras semana, año tras año, haciendo la misma pregunta: ¿me puedes ayudar? Y veo a la buena gente de Iglesia pasando a su lado, quizás dándole algo de dinero mientras otros directamente le ignoran y a veces me pregunto por qué nadie le traía a la iglesia o le invitaba a su casa, quizás eso fuese desagradable, quizás él fuera un anti Iglesia ¿quién sabe? Pero ¿y si el problema fuese otro? ¿Y si la parroquia estuviese igual de inválida que ese hombre? Yo supongo que si la parroquia pudo gastarse el dinero para construir esa impresionante puerta ellos probablemente podrían ocuparse en ayudar a este hambriento inválido que vive en su barrio y se sienta justo fuera de su iglesia todas las semanas. Desafortunadamente hay iglesias qué son un espejo de la disfunción de aquel hombre inválido. Tienen miembros, gente, que no están actuando según el camino que Dios ha diseñado para ellos. Esto es especialmente cierto en iglesias qué tienen 500 miembros o menos.


Es muy fácil echarle la culpa de esto al estancamiento de la Iglesia y de los que no están comprometidos o a los miembros laicos de la Iglesia pero en realidad el problema real es mucho más profundo, el problema real es una falta de discipulado: cuando hay una iglesia de discípulos el crecimiento sucede.

Hay tres costumbres comunes que pueden hacer inválido el discipulado en iglesias de 500 miembros o menos.

#PRIMER PROBLEMA. El primer problema consiste en buscar que la gente se haga “miembro” en vez de discípulo.

Esta es la razón por la que aproximadamente el 85% de las iglesias en los Estados Unidos tienen una cifra por debajo de 90 personas que asistan a la iglesia. Un estudio reciente mostraba que la mayor parte de la gente que están fuera de la Iglesia se habían ido en el primer año de su acercamiento a ella.  Esto significa que nuestras estrategias de integración se rompen, están rotas. Demasiado frecuentemente las iglesias están más enfocadas en que la gente venga a la Iglesia y se hagan miembros de ella en vez de que se hagan discípulos. Cuando esto sucede ellos se inventan un montón de nombres en el papel para integrar a esos supuestos nuevos miembros pero luego hay muy pocos que realmente se queden. Una parroquia debería dar a la gente unos  pasos fáciles que les lleven hacia unos ambientes relacionales en los que puedan ser retados a seguir a Jesús.



#SEGUNDO PROBLEMA. El segundo problema es que estamos poniendo a la gente en programas de evangelización y catequesis en vez de en relaciones de amistad.

No hay nada malo en los estudios bíblicos o en los programas de evangelización o catequización a no ser que éstos sean tus únicos instrumentos para hacer discípulos. Al final del día tú no puedes programar el discipulado porque tú no puedes programar la vida. Cada uno está en un momento diferente de la vida. Esta es una de las razones por la que las iglesias necesitan diferentes grupos pequeños. Los grupos pequeños son el mejor invento para hacer discípulos. Las iglesias con 500 miembros o menos a veces fallan en los grupos pequeños porque no estamos dispuesto a enterrar las cosas que no están produciendo vida, cambiarlas y encontrar las cosas que producen o pueden producir ese cambio de vida. Enterrar un ministerio puede ser muy difícil especialmente cuándo ha pasado un tiempo.


#TERCER PROBLEMA. El tercer problema consiste en construir grupos pequeños sin rampas para los que no se han encontrado con Cristo.


Sí la visión de tu Iglesia consiste en alcanzar a los no practicantes el modelo de discipulado través de los grupos pequeños debería estar alineado con esta visión.  Esto significa que el modelo debería hacer que en cada grupo –incluso los no cristianos- se sintiesen cómodos de participar tanto como ellos quieran, tanto en la constancia como en la implicación, así como la periodicidad. Esto debería fomentar un ambiente altamente relacional y centrado en el Evangelio. En realidad esto es lo que hizo Jesús. Cuando una iglesia tiene un modelo de grupo pequeño como éste suceden grandes cosas. La gente puede invitar a los no practicantes de su familia y de sus amigos sin reservas y precisamente porque el evangelio es el centro sucede el cambio de vida. En este sentido los grupos pequeños llegan a convertirse en un instrumento de evangelización y al mismo tiempo de discipulado.

@ChadHunt

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